martes, 22 de agosto de 2017

La picaresca de las posadas

Un episodio curioso de la picaresca que se ejercía en los alojamientos del camino nos lo cuenta nuestra conocida condesa en los siguientes términos:
"Cuando quise acostarme, una criada me condujo a una galería llena de camas como si fuera un hospital. Yo sólo había pedido cuatro camas y consideré ridículo que me diese treinta, colocadas en lugar tan espacioso y ventilado,donde iba a helarme. Dijeron que aquél era el sitio más decente de la casa, por lo cual me conformé.
"Hice disponer mi cama, y cuando acababa de acostarme llamaron suavemente a la puerta. Mis doncellas abrieron y quedaron desagradablemente sorprendidas al ver entrar al posadero y a la posadera seguidos por una docena de miserables, tan andrajosos que casi iban desnudos. Aparté las colgaduras al oír el ruido para
observar lo que pasaba, y mis ojos descubrieron asombrados tan ilustre compañía.
La posadera se me acercó para decirme que aquellas buenas gentes iban a dormir en las camas sobrantes.
"-¡Cómo! ¿Dormir aquí? -le dije-. Debéis hablar en broma. "- Caro me costara -respondió- si dejase tantas camas vacías. Es indispensable, señora, si no queréis que mis nuevos huéspedes las ocupen, que os comprometáis a pagarlas.
"Podéis imaginar cuál sería mi despecho al verme de tal manera burlada. Estuve a punto de llamar a don Fernando y a los otros caballeros que me acompañaban, y que a una sola indicación mía hubieran echado por la ventana a los traficantes de aquel abuso; pero me apacigüé, para evitar las consecuencias de una situación inesperada"
"Después supe que los nuevos huéspedes eran lugareños acordados con los venteros para así burlar a oos incautos viajantes".

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