martes, 18 de julio de 2017

Los diablos del Puente Viejo - Manresa

Una vez los demonios se apoderaron de la ciudad de Manresa y se instalaron bajo el Puente Viejo. Los diablos endemoniaban a todas las personas que pasaban. Los cónsules de Manresa, desesperados, pensaron que pidiendo las reliquias de un santo, los diablos se marcharían. Y así lo hicieron: pidieron las reliquias de San Valentín a los monjes del monasterio de San Benito de Bages. Tanto y tanto las pidieron que finalmente se las dejaron. Una vez bajo el Puente, las reliquias del santo asustaron a los diablos, que huyeron para siempre.
Los cónsules de Manresa quedaron maravillados cuando vieron el efecto que hacían las reliquias de San Valentín y decidieron que no las devolverían. Pero un día desaparecieron y nunca más volvieron a ver. Las reliquias fueron a parar sobre una colina en medio de un zarzas entre San Benedicto y San Fructuoso de Bages. Una pastorcilla que solía pastar por allí las encontró y las llevó a las autoridades eclesiásticas. En recuerdo del encuentro, en aquel lugar se construyó una capilla.

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