viernes, 26 de agosto de 2016

Plaza da Feira - Betanzos

En el exterior del viejo recinto amurallado, ante la puerta de la Villa y el convento de Santo Domingo, se formó desde antiguo un extenso CAMPO DE FEIRA en el que concurren los caminos de Lugo. La Coruña y El Ferrol. La generosidad de sus proporciones está en consonancia con las actividades de mercado semanal y de las grandes ferias que, como ya se recoge en los Viajes de Mercadal, ejercieron una enorme atracción sobre esta fértil comarca agrícola. Además, la confluencia viaria y la situación del convento de Santo Domingo, ampliamente distanciado del recinto principal, permitieron disponer de tan extenso espacio que se fue acotando sucesivamente por la edificación de sus bordes oriental y occidental hasta convertirse en el área más vital de la villa.
Su frente norte corresponde al borde del casco antiguo desde el cual se asoman, entre inmuebles parcial y recientemente renovados, las agujas de la Iglesia de Santiago; aquí, al amparo de una excelente orientación solar, se ha formado un amplio salón — el Cantón Grande — cuyo desarrollo horizontal está limitado por la rasante de la calle de acceso al interior del viejo casco. El desnivel respecto a esta vía -denominada significativamente calle del Ensanche dd Portal — se salva oon una solución de escaleras y sugestivos hierros modernistas mientras que, hacia el resto de la plaza, el conjunto de bancos, farolas de fundición, árboles y quiosco de música, producen esa efecto acumulativo que caracteriza los ambientes de principio de siglo.
También el lado de poniente y ante sus grandes edificios públicos de composición reposada -   biblioteca municípal, capilla de San Roque, hospital de San Andrés y Archivo de Galicia se ha formado un largo paseo con árboles y bancos, el Cantón Pequeño, que tiene como fondo sur uno de los mayores abusos constructivos de la ciudad: esa torre de trece plantas al lado dd dieciochesco edificio del Archivo. A un costado de este se abre una alameda pública de forma angular plantada con doble fila de árboles y con bancos corridos adosados a la coronación del muro de contención que se abre a amplios paisajes del Mandeo.
Por el contrario, la alineación de levante con el amplio contorno asoportalado de sus múltiples viviendas y comercios, sus volúmenes y alturas diferentes y el tratamiento de fachadas donde predominan las superficies acristaladas de sus galerías de madera, posee una gran variabilidad en claro contraste con los grandes contenedores de la edificación.
pública que conforma la alineación opuesta. Frente a aquella, de carácter predominantemente publico esta tiene marcado uso de vivienda y comercio y se perfila sobre una calle en pendiente que, al recibir tratamiento contrapuesto al de la inmediata carretera de Lugo queda rehundida en su tramo sureste.
En el frente mediodía, la fábrica de Santo Domingo acusa desde el frontis de la Iglesia hasta la torre, su situación destacada en una ligera elevación del terreno que se salva con  desafortunada plataforma y escalinata; en el ámbito angular que esta define se intuye el tradicional compás monacal hoy ampliado por los edificios de vivienda adosados al convento. Entre unos y otros frentes arquitectónicos, la amplia superficie central de esta plaza se ofrece con un tratamiento en el que perviven las directrices propias de finales del siglo XIX cuando, a un lado de la carretera de Lugo, se colocó la bella fuente de fundición con la estatua de Diana (1866): en su contorno un apretado anillo de acacias abrazadas por bancos exagonales de granito y la solución radial de las franjas de losas subrayan el buscado efecto de centralidad, hoy un tanto distorsionado por las jardineras recientes que acotan una parte como estacionamiento de vehículos.
En la actualidad si bien las ferias y mercados han sufrido un gran decaimiento, esta plaza tiene una permanente e intensa animación entre la constante interferencia del tránsito exterior y un caserío cuyas fachadas hacia este espacio se han renovado en algunas casos, con alturas y composición inadecuadas.
En su conjunto resulta, entre los múltiples espacios de transacción situados ante una puerta de muralla y un convento medievales, uno de los más interesantes y bellos ejemplos de la cornisa cantábrica.

(La plaza en la ciudad)

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