martes, 3 de mayo de 2016

La batalla de Simancas

La batalla de Simancas tuvo lugar el año 939 cerca de la ciudad de Simancas, Valladolid.
Combatieron el Califa Abderramán III, con un ejército de 100000 soldados contra una coalición del reino de León, reino de Navarra y del condado de Castilla en cantidad desconocida pero inferior a las tropas califales.
El califa molesto con las maniobras políticas del reino de León con el reino musulmán de Zaragoza, decidió declarar una yihad contra el reino leonés y acabar de una vez por todas con ese peligro.
El reino de León tras medio siglo de relativa tranquilidad y repoblación al norte del río Duero, sabía que era  muy peligroso dejarse rebasar en esa barrera y llamó a una alianza cristiana para hacer frente al peligro.
El ejército cristiano se encontraba atrincherado en los alrededores en la ciudad amurallada de Simancas y el ejército califal atacó en pleno esperando aplastar a los cristianos, que retrocedieron pero no se retiraron.
Como clave de la batalla está la división del ejército musulmán, gentes venidos desde todo el orbe musulmán y que no aceptaban de buen grado las órdenes de otros. También la superstición, ya que hubo un eclipse solar poco antes de la batalla. Y visto los sucesivos ataques infructuosos, y pensando que era un designio divino que eso fuera así, Abderramán prefirió retirarse antes de una total pérdida.
Tras la retirada musulmana, sus tropas serían hostigadas, sufriendo bastantes pérdidas.
Esta batalla fijó la frontera y permitió la repoblación de la zona ya sin temor de una conquista musulmana. Aún así, el califato siguió lanzando razzias sobre los reinos cristianos, que aún sabiendo que no podría conquistarlos, sí tenían poderío militar para hostigarlos con pequeños ejércitos por sorpresa.

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