martes, 26 de agosto de 2014

Las lápidas vadinienses

Las primeras noticias de Vadinia y los vadinienses aparecen por obra del historiador Ptolomeo, hacia el año 150 después de Jesucristo, es decir después de la conquista romana. Este historiador romano cuenta que el pueblo de los Cántabros estaba integrado por ocho tribus o comunidades, entre las que cita a Vadinia.
La denominación y localización de cada una de ellas ha sido objeto de numerosos estudios, que las han situado en lugares muy diversos en el Norte peninsular. Cada autor sacaba sus propias conclusiones.
Entrado el siglo XX las numerosas lápidas encontradas (sesenta y cinco) han permitido fijar el ámbito geográfico de Vadinia. Los vadinienses eran la tribu cántabra más occidental, ocupaba los valles del nacimiento de tres ríos: Sella, Esla y Porma, entre Cistierna y Cangas de Onís.
Las lápidas, que proceden de los siglos I a III de nuestra era, son grandes cantos rodados sin tallar en los que se menciona a los propios autores, a sus familiares difuntos y a sus animales. Tres han sido encontradas en Riaño, una en La Puerta, otra en Carande, cinco en el valle de San Pelayo y otra en Lois.
Una de las encontradas en San Pelayo (ver en fotos anteriores) está dedicada por un padre (Aliomo) a su hija de dieciocho años (Maisontina), y aporta un elemento raro: lleva incorporada una cruz que, con toda probabilidad, se añadió en época posterior, en la que la población había sido cristianizada; puede ser una cruz visigótica o románica. Más difícil es llegar a situar sobre el terreno el poblado que dio nombre a la tribu. Incluso se duda de que haya existido tal poblado. Podría haber sido un castro próximo a Peña Santa, cuyos habitantes habrían sido dispersados por ambas vertientes de la cordillera como consecuencia de la conquista romana.
La opinión mayoritaria se decanta por situarla en algún lugar próximo a Riaño o a Cangas de Onís.
Volviendo a las lápidas, elemento decisivo para hacer algo de luz sobre este asunto, la mayoría de ellas, cincuenta, han sido halladas en la actual provincia de León, y el resto, quince, en Asturias; éstas parecen más toscas y de época más tardía, lo que ha dado pie a concluir que la expansión de la población se dió desde la montaña leonesa hacia los valles asturianos, al ser las leonesas más refinadas y romanizadas. Esta argumentación reforzaría la tesis de una Vadinia en algún lugar próximo a Riaño.
Notas: Las lápidas vadinienses se pueden admirar en el Museo Arqueológico de León.
Texto extraído de los libros “El Concejo de Burón”, de D, José Mª Canal; “Roma contra Cántabros y Astures”, de D. Eutimio Martino, y sobre todo de “Riaño: Cinco villas” de D. José Mª Canal. Por Alberto Gómez. Octubre 2004.

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