lunes, 20 de octubre de 2008

Joan de Serrallonga (Barcelona)



Según la leyenda, en el chaflán con la plaza de Santa Anna tenía su mansión el varón de Torrelles (que otros denominan Ribelles). El grande caudillo popular Joan de Serrallonga mantenía relaciones con la hija de esa familia, pero los padres no les permitían casarse porque él era del bando contrario. Con ocasión de celebrarse un baile en la noble casa, Serrallonga acudió a la fiesta, hizo bajar a su querida al jardín, dónde hablaron un rato, y después se la llevó con él.

Para entrar a escondidas en Barcelona, saltó por la muralla del sector de Santa Anna, que, según opinión popular, era el lugar dónde el muro resultaba más bajo.Mientras el jefe se dirigía a casa de los Torrelles, la gente de Serrallonga le esperaba al pie de la muralla, dispuesta a saltarla y entrar en la ciudad, si el caso lo aconsejaba.Hay quién dice lo contrario, que fueron los bandoleros de Serrallonga quienes se presentaron en el baile, y, en contra del querer de todo el mundo, el mozo de Sau, siguiendo órdenes del jefe de la banda, se llevó a la doncella para entregársela a Serrallonga, que le esperaba fuera del recinto, dispuesto a acudir él en persona a casa de su contrario, si hacía falta.Según cuenta el pueblo, en recuerdo de este hecho, al realizarse reformas en el palacio, conservaron intacto el salón dónde se celebró el baile y la escalera por dónde subió Joana.
Algunos señalan como casa de los Torrelles uno de los edificios derribados al construirse los Almacenes Jorba; donde parece que todavía se conservaba un rico artesonado que decoraba el referido salón.

(Joan Amades - Traducción de Eugenio Bartolomé)

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